¿Alguna vez te has preguntado por qué San Antonio de Padua es el "santo de las cosas perdidas", el que te ayuda a encontrar
pareja o a que te devuelvan lo que es tuyo? ¡Pues su vida es fascinante!
Nacido en Lisboa, Portugal, alrededor de 1195 como
Fernando de Bulhões, este joven noble era un intelectual brillante que,
buscando una vida de oración, se hizo agustino. Pero su destino dio un giro
inesperado cuando conoció a unos frailes franciscanos que venían de una misión
en Marruecos y acababan de ser martirizados. ¡Esa valentía lo conmovió tanto
que decidió cambiar de orden, unirse a los franciscanos y adoptar el nombre de Antonio!
Su viaje lo llevó a Italia, donde, por una serie
de "casualidades divinas", descubrió su increíble don para la
oratoria. Era un predicador tan elocuente y carismático que se decía que
incluso los peces salían a escucharlo cuando predicaba en la orilla del mar
(¡sí, leíste bien, los peces!). Recorrió Italia y Francia, atrayendo multitudes
y convirtiendo corazones.
*¿Por qué se asocia con lo que se busca
(¡Incluyendo pareja!)?*
La leyenda más famosa y la razón por la que le
pedimos ayuda para encontrar cosas perdidas (o para que nos devuelvan lo que
nos pertenece) viene de un incidente con su breviario. Antonio era un erudito y
su libro de oraciones era muy valioso para él, no solo por su contenido, sino
por las notas y comentarios personales. Un día, un novicio que había
abandonado la orden se llevó el preciado breviario. Antonio rezó fervientemente
para recuperarlo, ¡y milagrosamente el novicio no solo regresó el libro, sino
que también volvió a la orden! Desde entonces, se ganó la fama de intercesor
para encontrar lo extraviado y recuperar lo que es justo.
Y de ahí, la fe popular (especialmente en países
latinos) extendió su "poder" buscador a otro tipo de
"pérdida" muy sentida: ¡la de encontrar pareja! Así que, aunque no
hay una historia "oficial" que lo vincule directamente con el
romance, su reputación de encontrar lo que falta lo convirtió en el aliado
perfecto para los corazones solitarios. Muchas tradiciones dicen que hay que
ponerle al santo de cabeza hasta que te conceda ese deseo, aunque muchos
devotos prefieren rezarle con más respeto y fe.
*¿Y los panes? ¡El milagro de la abundancia!*
La tradición de los "panes de San
Antonio de Padua" viene de una historia conmovedora. Se cuenta que Antonio tenía
gran compasión por los pobres y les daba pan a los niños hambrientos. En una
ocasión, se agotaron las provisiones de pan del convento, pero Antonio pidió a
los hermanos que fueran a revisar. Milagrosamente, encontraron la cesta de pan
rebosante. Desde entonces, se asoció el regalo de pan a los necesitados
con la intercesión de San Antonio para que nunca falte la comida en la mesa de
quien lo hace con fe y generosidad. Por eso, cada 13 de junio, su día,
es común ver a sus devotos regalando panes.
Así que, el 13 de junio, cuando recuerdes a San
Antonio, piénsalo: no solo es el santo de los milagros cotidianos, sino un
recordatorio de que la fe, la compasión y la generosidad pueden traer
abundancia y poner en nuestro camino justo lo que estamos buscando.
¿Por qué el Viernes 13
se le considera de "Mala Suerte"?
La creencia de que el
viernes 13 trae mala suerte es una mezcla fascinante de superstición y
tradición que se ha consolidado a lo largo de siglos. Aunque no hay evidencia que lo respalde, su arraigo cultural es innegable.
Principalmente, esta
superstición surge de la combinación de dos miedos muy antiguos:
- El viernes: Históricamente, el viernes ha sido considerado un día de mal augurio
en varias culturas. En la tradición cristiana, Jesús fue crucificado un
viernes. Además, en la mitología nórdica, el viernes era el día dedicado a
Frigga, la diosa del amor y la fertilidad, que con la cristianización fue
demonizada, asociándose con brujas y aquelarres, cuando desde mi punto de
vista debieron asociarla a Venus… pero claro, podemos imaginarnos por qué
eso no pasó.
- El número 13: Este número ha sido visto con recelo en
muchas culturas. En la Última Cena, había 13 comensales (Jesús y sus 12
apóstoles), y Judas, el traidor, fue el decimotercero en sentarse. En la
mitología nórdica, Loki, el dios del engaño, fue el invitado número 13 en
un banquete en Valhalla que terminó en tragedia. Además, los calendarios
lunares suelen tener 13 lunas llenas en un año, lo que generaba cierta
inestabilidad percibida.
Cuando el viernes y el 13
se unen, la superstición se magnifica, creando una jornada en la que muchas
personas prefieren evitar decisiones importantes, viajes o cualquier actividad
que consideren arriesgada. Es una creencia que, más allá de la lógica, vive en
el imaginario popular, convirtiendo este día en un símbolo de cautela para
muchos.
Esta vez el horóscopo
está más o menos de acuerdo con dicha creencia, ya que, aunque el día lo describe positivo Júpiter en Cáncer, Luna en Capricornio no es de muy buen
augurio que se diga y 14 estrellas de
esas que sabemos que no son muy simpáticas se hacen presentes en el horóscopo correspondiente, en fin. Es mejor prevenir que lamentar decía mi abuela sabia, enfocados
en el ahora, pensando en lo que sí queremos que suceda y andando paso a paso en
lo que hagamos, sin prisas ni actitudes poco convenientes, con la fe activada en que todo está bien, nos hacemos un poderoso escudo espiritual que nos protege.
Evita el color marrón, sonríe
y regala sonrisas. Prefiere el incienso
de lavanda y la música que te alegra. Al salir ponte en manos de San Antonio de Padua, eso también ayuda.
Namaste
Susana Colucci